Revista
Por: Primitivo Roig, director y fundador de Clínicas W
Al margen de orientaciones profesionales y de dedicaciones clínicas todo dentista, emprenda o no su propia clínica dental, pero muy especialmente aquellos que sí lo hacemos, deberíamos adquirir y desarrollar la mayor maestría posible en conocimientos y habilidades que van mucho más allá de aquellas que nos permiten alcanzar la excelencia en lo que hacemos en la cavidad bucal de nuestros pacientes.
Dirigir una clínica, liderar un equipo o, lo que es lo mismo, cuidar de una empresa y de las personas que la componen, es un asunto de importancia capital que sentará las bases de tres aspectos vitales: el éxito y reputación profesional, el bienestar personal y de todo el equipo y la satisfacción de los pacientes.
Cuidar de los aspectos organizacionales y del componente humano es posiblemente la mejor estrategia para guiarnos hacia una excelencia que sea rentable, accesible y sostenible. Poder lograrlo implica mucho más que tener voluntad, exige sin duda un esfuerzo enfocado hacia el aprendizaje y la constante puesta en práctica.
En este artículo se procura describir las similitudes y a la vez diferencias de, posiblemente, las dos habilidades más relevantes hoy para cuidar de la clínica dental y de su equipo: dirigir y liderar. El management o gestión y el liderazgo son conceptos tan dependientes uno del otro, tan cercanos entre sí y tan interrelacionados que es frecuente llegar a confundirlos. A lo largo de las próximas líneas esperamos poder compartir de manera clara y concisa conceptos básicos que nos ayuden a identificar cómo el management nos debe servir para potenciar y optimizar al máximo nuestra empresa, y cómo el liderazgo nos debe ayudar a sacar la mejor versión de nosotros mismos y de las personas que nos rodean hacia un objetivo común.
Después de numerosos textos publicados podemos tener claro que liderar no es lo mismo que dirigir. Adoptar decisiones profesionales, empresariales y desempeñar funciones directivas no es un trabajo sencillo. La gestión clínica es una cuestión delicada en la que cada decisión tomada conduce irremediablemente hacia nuevos escenarios que afectarán al posicionamiento de una clínica dental. Por otro lado, la constante, estrecha y directa relación que los dentistas mantenemos con los pacientes, o la cercanía e intensidad de trabajo con el equipo, hacen que todo profesional con voluntad de disfrutar del éxito y prolongarlo en el tiempo, deba aprender y adquirir destrezas también en el arte de liderar para atraer, empatizar, influir y satisfacer a los demás.
De esta forma, un buen gestor o director debe poseer habilidades de liderazgo y un buen líder debe demostrar habilidades de gestión y dirección. Si no existe esta fusión podemos encontrarnos con un director o gerente excelente, buen planificador, eficaz administrador y organizado, pero carente de habilidades para liderar y motivar a un equipo y que, por tanto, muestre dificultades en el desarrollo de sus funciones. O, por el contrario, un profesional puede parecer un líder ejemplar, con capacidad para generar confianza, entusiasmo, habilidad para motivar e inspirar, pero carente de habilidades para gestionar o comprometerse con la gestión de su actividad; por tanto, no contribuye a su progreso como debería.
El liderazgo ayudará a la gestión a mirar hacia adelante y hacia las oportunidades; y la gestión ayudará al liderazgo a mirar hacia atrás y hacia los riesgos, encontrando así un equilibrio justo
Las funciones directivas se pueden resumir en planificar, organizar y controlar, si bien el líder debe además conseguir la implicación activa de sus colaboradores en la consecución de los objetivos de la clínica, de forma que cada individuo asuma el objetivo común como suyo propio. El líder debe hacer uso de las cualidades y formación de todos sus colaboradores para orientarlos, motivarlos e inculcarles el valor de su labor en la clínica y la sensación de compromiso y responsabilidad.
El liderazgo nos acerca al desarrollo de la motivación e influencia entre los que nos rodean, mientras que el management está asociado con la mejora de la productividad, el establecimiento del orden y estabilidad y la eficiencia. El liderazgo, en cambio, se asocia al éxito colectivo y es la estrategia idónea siempre, especialmente en tiempos de transformación y cambios.
El management puede ser una tarea rígida, meticulosa u ordenada que entorpezca las funciones de liderazgo si no se tienen en cuenta las diferencias entre liderar y gestionar. El dentista debe, de una forma controlada y sin afectar a la planificación diaria, permitir la improvisación, escuchar a su equipo e invertir tiempo en las personas para fomentar el espíritu adecuado. El liderazgo no consiste en establecer órdenes o protocolos de cómo actuar, sino en preguntar, animar, ofrecer, persuadir, recompensar e influenciar a los demás a través de la empatía.
Y es que el liderazgo por sí solo no es una solución perfecta, de la misma manera que la gestión sin liderazgo queda limitada. El liderazgo ayudará a la gestión a mirar hacia adelante y hacia las oportunidades; y la gestión ayudará al liderazgo a mirar hacia atrás y hacia los riesgos, encontrando así un equilibrio justo.
Ambos papeles tienen en común la posición de poder respecto al resto de miembros del equipo, aunque éste les venga atribuido de forma diferente. Mientras el director gestiona su poder en el equipo por posición y responsabilidad, el líder lo hace en base a la influencia que ejerce en ellos, término que, como puede apreciarse, aparece indisolublemente ligado al ejercicio del liderazgo.
El dentista debe diferenciar su labor como gestor o director y sus responsabilidades de management, con sus funciones como líder en su consulta. Debe combinar su dedicación clínica y su trabajo técnico, con su responsabilidad directiva y su dedicación a las personas.
Las 10 responsabilidades que deberás adoptar como director son las siguientes:
1. Autoridad y responsabilidad. El director debe combinar su autoridad junto con la demostración de su compromiso y participación en los objetivos de la empresa para convertirse en el líder que su equipo espera.
2. Disciplina. El director debe controlar y evitar la aparición de conflictos combinando en su estrategia directiva la obediencia, la energía, el respeto y la motivación.
3. Unidad de mando. Cada integrante debe tener un responsable al que dirigirse en caso de necesidad o duda. La difusión incontrolada de la autoridad y responsabilidad reduce los niveles de eficiencia, aumenta el estrés laboral y afecta al ambiente laboral.
4. Reparto de tareas y trabajo. Definir las funciones, tareas y responsabilidades de todo el equipo para lograr un trabajo en grupo coordinado, donde cada integrante de la empresa conoce y ejercita el rol que le ha sido asignado, alcanzando así la eficiencia empresarial.
5. Unidad directiva. Todos los procedimientos y procesos de trabajo deben tener un propósito definido. Toda la actividad de la clínica debe estar organizada desde una perspectiva directiva donde la organización se estructure de cara a los objetivos y la misión definida.
6. Remuneración. El director debe asegurar que los integrantes de su equipo perciben la compensación económica máxima posible por su participación en la empresa y por su contribución a los resultados de la misma.
7. Orden. El desorden y la informalidad organizativa son un claro enemigo para la eficiencia empresarial. La clínica y sus integrantes deberán tener un firme compromiso con el orden durante su actividad.
8. Equidad y lealtad. La amabilidad y el compañerismo deben dar lugar a un tratamiento equitativo y justo entre todos los integrantes de la clínica. La rotación de personal innecesaria tiene graves perjuicios sobre la imagen y rentabilidad de una clínica dental.
9. Iniciativa. Es conveniente que el directivo sepa compartir su protagonismo y motivar a que el resto de compañeros de equipo presenten sus iniciativas, compartan su conocimiento y experiencia y colaboren en la gestión y dirección de la clínica.
10. Ejemplo. Es importante no olvidar que el directivo no es un puesto de confort y de privilegios. El directivo debe dar ejemplo en los valores de la clínica, la cultura del esfuerzo y el compañerismo.
Muchas personas tienen la idea equivocada, probablemente por la lejanía con la se imaginan a un líder de masas, que la madera de líder es innata y fruto del capricho de la genética. El liderazgo es una actitud que, sin duda, se alcanza con mayor facilidad en aquellas personas que poseen determinadas habilidades o destrezas, pero no deja de ser un comportamiento que puede ser aprendido y cultivado.
Gestionar y liderar son dos mundos en un mismo universo, que nos pueden y deben ayudar a lograr sacar el máximo provecho de nuestro compromiso con la odontología
Éstas son algunas de las cualidades más significativas que el líder debe reunir:
- Ser una persona razonable, que exija y recompense, que sea equitativa, que no haga discriminaciones arbitrarias y que trate a todos por igual.
- Ser una persona modélica y trabajadora, que sea el ejemplo a seguir; si exige a los demás, debe ir por delante, mostrar el camino y la forma de recorrerlo.
- Ser una persona exigente pero humana, que busque y persiga la excelencia pero que sepa reconocer el esfuerzo y la entrega. Una cualidad importante es ser comprensivo ante el fallo del colaborador. Una persona que no sea capaz de relacionarse con su gente, difícilmente va a ser capaz de liderar un equipo humano.
- Ser una persona respetuosa y equitativa, que respete a todos los miembros de la organización, que sea capaz de mantener la disciplina y diga NO cuando sea necesario.
- Ser un defensor de su equipo, que no tolere ataques externos y proteja contra las amenazas. Si hay que tomar medidas las tomará él y no permitirá que, desde fuera, se ataque injustificadamente a sus colaboradores.
- Ser una persona en quien confiar, preocupada por el bienestar de su equipo, que se preocupe por la integración de todos, que fomente la escucha empática, la comunicación fluida y la participación activa de todos los integrantes del equipo.
- Ser un organizador nato, que consiga que el equipo avance y funcione, que se preocupe de que se vayan cumpliendo los plazos y los objetivos marcados.
- Ser una persona firme y decidida, que sepa tomar decisiones por difíciles que sean, que no se esconda y afronte los conflictos.
- Ser una persona facilitadora, capaz de formar a los demás tanto como aprender de ellos y de poner siempre el foco en la solución de cualquier problema.
- Ser una persona potenciadora, proclive a colaborar en el crecimiento personal y profesional de los que le rodean y transmitir constantemente su visión y los valores y cultura para conseguirlo.
La gestión como el liderazgo son disciplinas tan independientes como dependientes, que se unifican en un mismo concepto: el compromiso. Ese compromiso que todo profesional debe adquirir para procurar estar siempre a la altura de las circunstancias y ofrecer su mejor versión.
Un profesional excelente debe saber reconocer su compromiso, no solo con la mejora de su organización, sino también con la de las personas que le rodean, con sus pacientes y con su comunidad o círculo de influencia.
En definitiva, la odontología vive en una constante evolución que exige una adaptación constante al cambio, y en ese cambio constante existen factores o escenarios que pueden hacer olvidar a un profesional el verdadero sentido de su tarea: dar su mejor versión individual y contribuir al éxito colectivo.
Gestionar y liderar son dos mundos en un mismo universo, que nos pueden y deben ayudar a lograr sacar el máximo provecho de nuestro compromiso con la odontología.
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