Revista
La crisis sociosanitaria de la COVID-19 ha traído consigo un cambio en la profesión odontológica que ha afectado muy especialmente al trabajo en la clínica dental. Este artículo aporta las claves de cómo se ha visto modificada la gestión de una clínica tradicional en tiempos de pandemia, con nuevos protocolos de actuación y el uso de las nuevas tecnologías, pero siempre con la sonrisa por bandera.
Por: Dr. Juan Dopico San Martín
La actual pandemia que estamos viviendo nos ha llevado a realizar cambios drásticos en nuestra vida cotidiana, en nuestro trabajo diario, así como en la forma de gestionar los gastos corrientes y cómo abordar estos cambios empresariales en colaboración con nuestra la asesoría.
En primer lugar, los odontólogos no estábamos formados en cómo gestionar a los pacientes durante la pandemia, y adaptarnos a tratarlos a través de las redes sociales que se han hecho tan comunes como puede ser “zoom”` o “skype” hasta usar “meet”, “WhatsApp”, “Facebook” o “Instagram”; junto a la aparición de protocolos de primeras visitas para poder atender un posible caso de ortodoncia, ante un dolor o un flemón y poder realizar una receta de forma digital, con firma electrónica para que el paciente pudiese recoger su medicamento prescrito por su dentista de confianza en su farmacia de cercanía, algo ya muy común en otros países europeos.
Asimismo, el contacto con los pacientes durante la pandemia fue permanente y de forma diaria, pues el dolor de muelas es algo que estuvo presente en todo el confinamiento.
Las clínicas se dividieron entre aquellas pocas que estuvieron abiertas durante la misma gracias a la solidaridad de los dentistas que asumieron el riesgo de mantener sus puertas abiertas para atender a los pacientes en medio de la pandemia, con el desconocimiento de la enfermedad por parte de las autoridades sanitarias de lo que pudiese suceder; y la gran mayoría que cerraron ante la falta de EPI´s para poder atender a los pacientes. En ese momento se utilizaron los protocolos que se prepararon ante la posibilidad de la aparición del ébola y que posteriormente se han ido adaptando a la enfermedad de COVID-19; en todo momento bien informados ante los descubrimientos y novedades de la misma enfermedad y las posteriores recomendaciones por los colegios profesionales, y las Consejerías Autonómicas, así como el Ministerio de Sanidad que tenía las competencias del Estado de Alarma y que, posteriormente, recuperaron las autonomías. Como anécdota reseñar al Colegio de Navarra, el cual llevó la voz cantante a la hora de ser de los primeros en repartir mascarillas FFP2 entre sus colegiados durante el confinamiento para poder atender urgencias de manera in situ en la clínica o ser de los que negociase con la Administración tanto la realización de pruebas diagnósticas ante el COVID-19, como ser de los Colegios más persuasivos a la hora de la colocación de la vacuna al igual que el resto de profesionales sanitarios.
A la hora de asumir los ERTE´s hubo en un principio una gran incertidumbre, pues no estaba claro cómo se realizarían los pagos y gracias a los Colegios Profesionales que, en su caso, dieron las pautas a las clínicas de cómo realizar las gestiones a sus asesorías de confianza.
Por otra parte, fueron innovadores los nuevos protocolos a la hora de trabajar en la clínica: en primer lugar, la incorporación en las salas de recepción de las pantallas de interacción con el paciente, además de la medida de la temperatura y el lavado de manos, así como la incorporación de un vestuario específico para los pacientes con patucos, vestuario y gorro quirúrgico o la incorporación de nuevos EPI´s nunca utilizados hasta ese momento, destacando la utilización de una pantalla obligatoria, una doble mascarilla -siendo una mascarilla FFP2 por debajo de una mascarilla quirúrgica por delante para evitar la contaminación de la FFP2 por los aerosoles producidos por la turbina del equipo-. Destaca la utilización de un enjuague con peróxido de hidrógeno previa a la visita del paciente, en vez de utilizar la tradicional clorhexidina o el vasito de agua.
En el uso diario de la maquinaria apremia la utilización del contra-ángulo de alta velocidad en lugar de las turbinas para minimizar los aerosoles, generando un cambio sustancial de la visión de la profesión hasta el momento en la lucha contra la caries. En cuestión del ambiente del gabinete, hemos de hablar de la utilización de máquinas para limpiar el aire con filtros ultrasonidos C, junto con el debate público en la utilización de otros medios para purificar el aire del gabinete así como el intento personal de la implementación de la utilización de software con movilidad gestual y de interacción a través de la voz con el hardware para minimizar la infección cruzada, siendo la base un premio recibido hace dos años por la Sociedad Española de Periodoncia.
Posteriormente participé con el Dr. Cortés, la Dra. Almerich y el Dr. Montiel como parte del grupo de investigadores de la OMS a la hora de conocer la afectación de los dentistas por la COVID-19, las medidas adoptadas, su autopercepción y su situación laboral durante la primera oleada de la pandemia en España.
El futuro de la profesión y la gestión de la clínica odontológica abarca la digitalización de las clínicas tradicionales para minimizar el número de pruebas que se realizan a los pacientes durante la fabricación de elementos protéticos gracias al flujo digital, disminuyendo el consumo de materiales fungibles y, por tanto, reduciendo la huella ecológica y creando una economía circular, con una comunicación superior entre paciente, laboratorio y clínica dental, apoyado por los médicos de diversas especialidades, fisioterapeutas, logopedas, psicólogos y terapeutas ocupacionales.
La implementación de la utilización de la inteligencia artificial (IA) en el diagnóstico del crecimiento y desarrollo óseo de los maxilares, tanto en la ortodoncia y la ortopedia dento-facial como en las enfermedades relacionadas con el sueño (SAOS), junto a la utilización de la biotecnología y la ciencia genómica a la hora de conocer el desarrollo de la periodontitis en los pacientes, generando una disminución de 9 veces la posibilidad de mortalidad ante el COVID, en el momento de ser tratada, así como descienden sus complicaciones, junto a otras enfermedades tanto cardiovasculares como neurológicas o psiquiátricas.
También puede consultar el número 60 de DM El Dentista Moderno
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En reconocimiento a su labor a favor de la profesión y de los pacientes.