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Trastorno craneomandibular es un término muy amplio que engloba diferentes procesos que afectan a la articulación temporomandibular y los tejidos periarticulares, entre ellos los músculos masticatorios. Un porcentaje muy elevado de afecciones de la articulación suelen generar dolor articular. De hecho, casi un 80% de los pacientes, según algunos estudios epidemiológicos, cursan dolor de cuello.
“Es frecuente que estos pacientes presenten dolor localizado en la región orofacial o referido hacia la cabeza y cuello, pudiendo coexistir todo esto junto con una mayor o menor pérdida de apertura bucal u otras dificultades masticatorias”, asegura la médico y fisioterapeuta Alba Paris, investigadora en activo desde hace más de 10 años, con más de 40 artículos científicos publicados en revistas nacionales e internacionales, y que ha sido una de las ponentes del curso organizado por el Colegio Oficial de Fisioterapeutas de Canarias (COFC) en Santa Cruz de Tenerife del 10 al 12 de septiembre, para formar al colectivo en el abordaje de estas patologías.
“El fisioterapeuta es clave en el equipo multidisciplinar de tratamiento a estos pacientes, ya que posiblemente sea el que provea un tratamiento más completo siempre y cuando sea experto en el área y adopte un planteamiento terapéutico multimodal”, apostilla.
Se desconoce la causa concreta que puede generar un trastorno de este tipo, puesto que puede aparecer en cualquier persona y en cualquier momento de la vida. Sin embargo, hay evidencia científica que muestra que afectan más a las mujeres que a los hombres y que lo padece alrededor del 20% de la población española. Las causas principales que los desencadenan son las parafunciones (como el bruxismo) y el estrés. Tras el largo desarrollo de la pandemia de la COVID-19, este último, el estrés emocional, parece un detonante básico que ha incrementado este tipo de patologías en pacientes que no cursaban trastornos hasta el momento.
Además de las parafunciones y el estrés, hay otros factores de riesgo relacionados como traumatismos de alta velocidad o accidentes en los que se presente una fractura mandibular, micro y macrotraumatismos, determinadas características oclusales, un tiempo prolongado de apertura de la boca (tratamientos odontológicos largos como una endodoncia, por ejemplo), artritis reumatoide, y el hecho de ser mujer. Existen otros factores asociados que pueden contribuir al empeoramiento del trastorno temporomandibular como la mala calidad del sueño, bajos niveles de actividad física, la coexistencia de dolor de cabeza y la presencia de ansiedad y depresión.
En opinión de Alba Paris, el tratamiento más adecuado para tratar estos trastornos es el conservador. “Durante muchos años se estuvo realizando intervenciones quirúrgicas para corregir posiciones del disco o para mejorar la lubricación de la articulación y limpiarla internamente. Estos procedimientos se han dejado de hacer de manera rutinaria entre otras cosas porque la evidencia científica ha puesto de manifiesto que el tratamiento conservador es la mejor opción”, asegura la fisioterapeuta, doctorada por la Universidad Rey Juan Carlos.
Dentro de las opciones conservadoras existe la posibilidad de tomar fármacos analgésicos, antiinflamatorios o relajantes musculares, según prescripción facultativa. Actualmente también está en auge la utilización de bótox para el bruxismo o el dolor muscular masticatorio. Sin embargo, esta experta en el área asegura que “no hay suficiente evidencia científica que justifique el uso del bótox con un objetivo analgésico en estos pacientes”. Por ello, recomienda siempre, en su lugar, el tratamiento por medio de terapia manual sobre las estructuras craneomandibulares y la prescripción de ejercicio terapéutico. “Todo ello, junto con las recomendaciones adecuadas y un proceso de educación terapéutica sistemático hacen posible la recuperación de los pacientes en la mayor parte de los casos. Si se realiza de forma adecuada, muy pocos tendrán que pasar por una cirugía”, subraya.
Alba Paris, que realiza su práctica clínica en FisioCranioClinic en Madrid, explica que dentro del equipo multidisciplinar para atender la patología de la articulación temporomandibular (ATM) también hay odontólogos que pueden abordar este tipo de problemas con fármacos y férulas. “Pero realizar únicamente este abordaje es quedarse a la mitad del tratamiento conservador disponible para estos pacientes, el cuál solo lo puede aportar un fisioterapeuta especializado”, puntualiza. “Tratar manualmente y pautar de una manera muy precisa los ejercicios es importantísimo en estos casos”, determina y puntualiza que “con algunos pacientes se necesitará de la participación de un cirujano maxilofacial para valorar si el caso puede necesitar cirugía”.
Por otro lado, detalla que “es importante destacar que un alto porcentaje de pacientes con trastornos craneomandibulares de larga evolución terminan desarrollando alteraciones psicológicas”. Por ello estima que en el equipo interdisciplinar de tratamiento también debe haber siempre un psicólogo, puesto que algunos necesitan una terapia cognitivo-conductual enfocada a disminuir el dolor, a un automanejo del estrés diario o a tratar algunas conductas desadaptativas que el paciente puede presentar.
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